Ariel Lizárraga Montero, ex director de Comunicación del Poder Legislativo de Baja California, fue acusado por el delito de abuso sexual y corrupción de menores. Lo detuvieron, estuvo preso en celdas municipales, fue presentado ante el Ministerio Público del Fuero Común y horas después liberado. Su presentación estuvo relacionada con una violación equiparada descrita con crudos detalles, por una niña de 12 años, y confirmada por la madre de la misma, que es también progenitora de quien fuera novia de Lizárraga y cobrara en el Congreso del Estado a sus 19 años
Isaí Lara Bermúdez
Ante la Policía Municipal, el juez calificador, el Ministerio Público y la psicóloga de la Procuraduría del estado, una niña de 12 años denunció a su padrastro, Alberto Rivas Sandoval, y a su padrino y ex funcionario del Poder Legislativo de Baja California, Ariel Lizárraga, de haberla abusado sexualmente.
Con claridad, relató circunstancias de modo tiempo y lugar; su versión fue respaldada por una amiga de la misma edad.
En las primeras declaraciones también fueron denunciados por la madre de la víctima. Después se “desdijeron” con referencia a Lizárraga y éste fue puesto en libertad. El ex funcionario estuvo en ZETA para negar los cargos y asegurar que nunca ha estado a solas con la menor, quien “ya reconoció que inventó todo”, a pesar de que en primera instancia, la madre de ésta declaró en por lo menos tres ocasiones que dejó a su niña irse sola con Lizárraga, porque éste se la pedía para llevarla a comer y comprarle cosas.
A pesar de que existe la presunción de abuso sexual y corrupción de menores, la Procuraduría General de Justicia del Estado eximió a Lizárraga de toda responsabilidad. Ya no hay investigación en su contra. “Si hubiera sido cualquier ciudadano, sin amigos importantes en el PRI o el PAN, lo hubieran encerrado”, fue el reclamo de diversos testigos de los hechos, en la delegación Margarito Saldaña y en delegación de la PGJE, quienes informaron que tanto Lizárraga como su abogado, Julio César Bustamante, se la pasaron las primeras horas del viernes 20 de julio marcando los teléfonos de funcionarios de primer nivel en el municipio y el estado en busca de apoyo, desacreditando la versión de la menor.
Funcionarios de las corporaciones que participaron en el proceso, también expusieron sus dudas cuando se enteraron que Ariel Lizárraga fue exonerado de cualquier culpa. ¿Por qué salió solo con dos niñas de 12 años? ¿Cuál fue su justificación por haber llegado a las instalaciones de la Policía en compañía de un abogado, después de medianoche del jueves 19 de julio, para defender a un compadre que después dijo que apenas conoce? ¿Con qué elementos lo eximieron del daño psicológico detectado en los exámenes que le hicieron a la niña? ¿Por qué el Ministerio Público ignoró las declaraciones de la amiga de la víctima, que también señaló al funcionario? ¿Cuál fue la razón de que la PGJE no haya acudido a corroborar; primero si el hotel descrito por la niña existía, y segundo, si eran ciertas las versiones de que el político le había entregado dinero a la familia a cambio de cambiar las declaraciones?
Desde el propio estado, los cuestionamientos fueron más lejos: ¿Por qué no se investigan los pagos hechos por el Congreso en dos cheques que suman la cantidad de 37 mil pesos?, uno de 22 mil (número 0019850) y otro de 15 mil pesos (0018367), ambos a nombre de la joven Jazmín Franco Sánchez, de 19 años, por un servicio de edecanes identificado como Jazzari, Publicidad y Promotora. Sobre todo considerando que esta joven es hermana de la víctima, y fue mencionada en declaración ante el Ministerio Público como “la novia” de Lizárraga, por la menor que denunció el abusó.
Los hechos registrados
El jueves 19 de julio a punto de la medianoche, Ariel Lizárraga se acercó junto con su abogado a la delegación Margarito Saldaña, con la intención, dijo, de “apoyar” la liberación de Alberto Rivas Sandoval, arrestado por agentes municipales al ser señalado por su hijastra de abuso sexual. Los señalamientos son por haberla tocado y fotografiado inapropiadamente.
La muchachita también señaló a Lizárraga de haberla abusado, meses antes, llevándola en diversas ocasiones a unos departamentos de Rosarito donde le hacía desvestirse ante él para fotografiarla. Además de forzarla a contacto físico.
Según el parte policiaco de la Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana, los agentes atendieron el reporte el jueves 19 de una menor que había sido agredida sexualmente. Se trató de una niña de 12 años, quien explicó a los policías la forma en que su padrastro le tomó fotografías mientras tocaba sus genitales.
Guadalupe F, nombre de la niña, fue acompañada de su hermana de 22 años de edad, quien la llevó a la Comandancia. Posterior a la denuncia, una unidad operativa contra la violencia domestica buscó y arrestó al padrastro de la niña en su domicilio, ubicado en la delegación Sánchez Taboada, y lo trasladó a la Unidad Margarito Saldaña, a donde Lizárraga llegó por su propio pie y con apoyo de un licenciado en derecho.
“Al momento de estar elaborando el presente parte informativo se aproximó una persona del sexo femenino (madre biológica de la menor, Ana Bertha Sánchez) y otra persona del sexo masculino… indicando que él era su padrino”, explicó el reporte de los agentes municipales, refiriéndose a Ariel Lizárraga.
El parte informativo de la Policía Municipal (TVD/408/2012) revela que en el momento de la llegada del “padrino de la menor”, ella ya había explicado a los agentes el supuesto abuso sexual por parte de ambos. Cuando Lizárraga se presenta ante el juez calificador junto con la madre de la menor, éste le hizo saber la acusación que pesaba en su contra. El ex funcionario del Congreso del Estado sale de las instalaciones policiacas con la intención de retirarse (según su propia versión), y es cuando tres policías municipales le piden regresar ante el juez. En ese momento es puesto tras las rejas durante las seis horas siguientes.
Fue fotografiado preso e incomunicado. Ariel Lizárraga acusa su detención como “ilegal”. Al día siguiente, el viernes 20 de julio alrededor de las 7:00 am, el caso se turnó ante el Ministerio Público del Fuero Común. La Procuraduría del estado tomó la declaración a todos los involucrados. La primera, quien fue identificada como víctima. Declaró dos veces, primero acompañada de la madre, retira la acusación, dice que lo inventó y tomó la idea de un programa de televisión.
Tras el examen psicológico, vuelve a cambiar y reitera lo que había dicho frente a la Policía Municipal, pero esta vez con detalles: “Recuerdo que el año pasado Alberto le dio un golpe a mi mamá, y ella comenzó a sangrar de la nariz… le decía que dejara a mi mamá, él se voltea y me da un golpe en mi cara, hace que me pegue en mi cabeza contra la pared, caigo desmayada al suelo y cuando abro los ojos me doy cuenta de que Alberto también estaba golpeando a mi hermana”.
La niña declaró ante el agente del Ministerio Público que después de eso fue cuando su padrastro “empezó a mirarme de manera distinta, me miraba las piernas”.
El ataque que describió la víctima en la PGJE lo sitúa hace tres semanas, cuando se quedó dormida en el sillón de su sala: “De pronto sentí frio en el área… (genital) y en las piernas, todo estaba obscuro, pero abrí los ojos y alcancé a ver que era Alberto quien me estaba metiendo la manos por abajo de mis pijamas y me tocaba…” .
No le contó a su madre porque anteriormente ella le había perdido la confianza, debido a que en otra situación con su padrastro no le creyó, acusándola de estar “celosa. Por tal razón nunca le dije lo que me pasó con Ariel…”.
Guadalupe F. identifica a Lizárraga como el novio de Jazmín, de 19 años, su hermana: “Nos llevaba a la playa y a Ensenada, recuerdo que una vez nos llevó a Ensenada y nos quedamos a dormir en un bote… pero Jazmín terminó con Ariel, ya no eran novios, pero con el tiempo Ariel empezó a visitarme a mí y quería que yo saliera con él”.
En la descripción del ataque de Lizárraga, la niña refiere mayor agresión que al relatar la del padrastro. La menor calcula que hace “como un año” Ariel llamó a su madre “… porque me llevaría a comer, mi mamá me llevó a un lugar como a cuatro cuadras de mi casa en donde Ariel pasó por mí, esa vez Ariel me llevó a un centro comercial muy grande en Rosarito, me compró mucha ropa, vestidos, zapatos, tenis, pantalón muy pegaditos”.
Posteriormente -continúa la versión de la menor– Ariel la lleva a unos departamentos, cuenta pormenores: “De dos pisos, había una alberca, creo que eran de color verde, nada más había una cama, dos muebles a un costado de la cama y un baño al fondo; me dijo que me pusiera la ropa que él me había comprado, que se la modelara… mientras tanto me tomaba fotos con su teléfono celular”.
No fue la única vez que la niña recuerda salidas con su padrino. Cuando menos otras cuatro ocasiones se repiten las salidas. En la segunda ocasión, la mamá de la menor invita a una amiga de su hija para que los acompañe. La compañerita, otra menor de 13 años, fue requerida para declarar y lo hizo al igual que su padre, que la acompañó. Ella refirió que en aquella salida, Lizárraga le compró un celular a cambio de ser su novia. Pero que ella pensaba que era un “viejo mañoso”, por eso se negó y se los contó a sus padres. El progenitor confirmó el relato de su hija y explicó que por eso ya no le permitieron salir con la menor identificada en el expediente como víctima.
La última ocasión que la denunciante de Lizárraga se vio con él, fue el 16 de febrero: “Mi mamá me dijo que invitara a (su amiga), fuimos a su casa a buscarla pero ella tampoco quería salir con Ariel, esa vez dijo que ella se sentía mal, y me tuve que ir sola”.
La menor relata a detalles cómo el padrino la llevó a los departamentos. Forzó a que se desvistiera; la acostó en la cama y subió sobre ella. La descripción de la menor es muy gráfica. Describe la forma que fue mordida, tocada y amenazada. Según la versión fue penetrada en sus genitales por “dos dedos” de su victimario. A cambio, después, le compró una computadora “chiquita” y “morada”.
La declaración de la menor concluye explicando que su denuncia la hace para que otras niñas no sufran lo mismo. “Ellos se lo pueden hacer a otras niñas y yo no quiero, porque desde ese día yo he soñado casi todos los días con Ariel, sueño que me hace daño y que él mata a mi familia, tengo mucho miedo… porque él trabaja en el PRI y dice que tiene mucho dinero”.
En la entrevista con Ana Bertha Sánchez, madre de la menor, ésta confirma que en varias ocasiones Ariel Lizárraga salió con su hija, pues éste le compraba cosas: “Yo creía que él estaba haciendo méritos para regresar de novio con mi hija Jazmín, con quien había terminado su relación… yo no le vi ningún problema a pesar de la desconfianza que me daba”.
La señora Sánchez reconoce su amistad y la relación de Lizárraga con una de sus hijas: “Es verdad que más de una ocasión Ariel me dio dinero para pagar la renta, pero nunca fue a cambio de nada… Él no me inspiraba mucha confianza, pero me resistía a creer que fuera capaz de hacerle algo a mi hija; como ya lo comenté, estoy muy enojada por lo que Ariel le hizo a mi hija, por lo anteriormente, presento formal denuncia por el delito de Abuso Sexual a Menores”, concluye en su declaración ante el Ministerio Público.
Entre el lunes 23 y el martes 24 de julio, los Ministeriales buscaron a la víctima sin éxito, incluso creyeron que Sánchez se las estaba escondiendo. Para el miércoles 25, madre e hija ya se habían presentado a la PGJE a retirar los cargos, “se desdijeron”.
Con una serie de declaraciones encontradas, la PGJE decidió no consignar el caso al juez al no encontrar “elementos suficientes”. A pesar que el dictamen psicológico de la menor, donde se acreditó que presentaba daños graves, y en las “investigaciones” de la Procuraduría, eximió al ex funcionario del Congreso del Estado.
Según la versión de agentes de la Procuraduría, el caso sigue abierto únicamente para el padrastro.
Retirar los cargos no es suficiente para eximir de cargos por delito sexual
Para María Isabel Herrera, presidenta de la Barra de Abogados, son 3 elementos los que deben existir para que la procuraduría consigne ante el juez un caso de abuso sexual: el certificado médico, en este caso el dictamen psicológico; la declaración de la víctima, la declaración del presunto responsable y un parte informativo. En este caso hubo los 4 elementos.
En caso de que la víctima se desdiga del agravio, explica la abogada, la PGJE debe dar prioridad “a la primera declaración”; debido que es un delito de “ocultamiento”, es decir, que se le debe dar más confianza al testimonio de la víctima. Sin embargo, Herrera desconoce el caso de Lizárraga al fondo para poder explicar cuáles fueron las razones por las que se concluyó la investigación. También indicó que la versión de Lizárraga de una captura ilegal, tiene sustento.
“Nunca he estado a solas con esa niña”: Lizárraga
Ariel Lizárraga se dice inocente. Y alega que son falsas todas las declaraciones donde lo señalan. Telefónicamente se comunicó a ZETA y se le atendió. Aseguró que él se retiró de su puesto en el Congreso del Estado hasta no arreglar el asunto; la realidad es que le solicitaron retirarse y además, aseguran, no regresará al poder legislativo. Justificó el señalado por dos menores:
“Todo se desprende de un asunto de familia, de un pleito entre dos partes, yo estaba ajeno a ese pleito, recibí una llamada el jueves por la noche en mi casa, de la mamá de Jazmín y toda esta familia, yo la conozco desde hace como cuatro años y me explicaban que la hermana mayor traía un conflicto con su marido y que a raíz de esos conflictos, lo habían detenido, que si podía apoyarlos porque me necesitaban en la Comandancia. Les di el apoyo, salí raspado”.
Según la versión de Lizárraga, no conoce a Alberto, únicamente a su “esposa” y a sus hijas. Y que incluso, “nunca he estado a solas con esa niña”.
—Existe la versión ministerial donde la madre acepta que la niña salía contigo, refiere el reportero. “Efectivamente, estoy enterado que a la señora, le habían recomendado que si ella aceptaba eso, iba a estar más tranquilo todo para ella y su familia”.
Además, en un segundo momento de la indagatoria, el ex funcionario del Congreso presentó como testigos de descargos a la hermana de la víctima conocida como Jazmín y a la madre. Asegura Lizárraga que todo está arreglado luego de que la menor se desdijera en una última declaración: “La niña dijo la verdad: que lo había inventado porque tenía miedo que yo fuera a liberar al amigo de su mamá y el marido de su mamá tomara represalias contra ellas por haber echado mentiras”.
Así demuestra su inocencia: “Hay una declaración inicial donde la niña aclara las cosas, luego hay otra donde repite lo que originalmente dijo en la Comandancia y hay otra, que es la final, que declara ante el Ministerio Público, donde la niña acepta que es influida o que su hermana mayor es la que le pidió que me apuntara, señalara y acusara”.
—En la averiguación te señalan como novio de Jazmín, ¿tienes alguna relación con ella?
“Mi relación con Jazmín es de amistad, es una familia que yo conozco por mi desarrollo político, cuando andamos en campañas, estas personas es una mujer, activista de su cuadra. Nos ayudan de vez en cuando”.
En los medios de comunicación impresos y electrónicos de Tijuana se publicó a partir del 25 de julio la versión de Lizárraga y su derecho a réplica. Lo extraño fue que antes no se había informado de la versión de la niña de 12 años que lo acusaba. Tampoco que la joven hermana ha cobrado en el Congreso del Estado de Baja California.
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