.
"Ellos viven. Nosotros dormimos."
Un hombre normal y corriente
encuentra por casualidad unas gafas de sol con las que descubre que
entre los humanos cohabitan extraterrestres y como éstos los han
convertido en sus esclavos mediante mensajes subliminales. El
protagonista intentará por todos los medios hacer despertar a la
humanidad de su condición.



Los
80 fueron una década de lo más fructífera para John Carpenter, durante
esa época estrenó varios de sus mejores largometrajes,
La niebla,
1997: Rescate en Nueva York,
La cosa,
El príncipe de las tinieblas y la película que aquí nos ocupa,
Están vivos (They live, 1988).
El origen de la película lo encontramos en una interesante historia
corta titulada "Eight o'clock in the morning" escrita por Ray Nelson y
que fue publicada en
The magazine of fantasy and science fiction
en 1963, la historia de un hombre que tras despertar de una sesión de
hipnosis descubre que toda la humanidad ha sido hipnotizada por una
raza alienígena que la manipula a su antojo y sólo tiene hasta las 8 de
la mañana del día siguiente para resolverlo.
Dicha
historia fue adaptada en formato cómic por Bill Wray en 1986, con el
título de "Nada", publicada en el Nº 6 del cómic de antologías
Alien Encounters
bajo el sello Eclipse Comics. Fue la versión cómic la que conoció
Carpenter y decidió comprar los derechos tanto del relato como del cómic
y realizar su adaptación al cine.

Carpenter reclutó a un grupo de actores poco conocidos. El luchador de
wrestling Roddy Piper se llevó el papel protagonista después de que el director lo viese en
WrestleMania
(lo que fue una elección no del todo acertada). Su compañero de
fatigas en la película fue interpretado por Keith David, para quien
Carpenter había escrito expresamente el papel, tras el buen recuerdo que
tenía de él de su colaboración en
La cosa (1982). El resto del reparto se completó con Meg Foster, Peter Jason y Raymond St. Jacques.

Los
apuntes sobre la crítica a la sociedad de consumo que conlleva la
película fueron introducidos por Carpenter, según declaró el director
"Volví
a ver televisión otra vez y rápidamente me di cuenta de que todo lo que
vemos está diseñado para vendernos algo. Lo único que quieren hacer es
coger nuestro dinero". Añadió además
"Ellos
quieren poseer todos nuestros negocios. Un ejecutivo de la Universal me
preguntó '¿Dónde está la amenaza en eso? Nosotros vendemos todos los
días'. Al final usé esa frase en la película."
Los
alienígenas protagonistas son la cara de los problemas de la sociedad,
aquellos que nos rodean, pero que no somos capaces de ver, ellos son la
sociedad de consumo, el capitalismo a toda costa, la dependencia de la
televisión y la manipulación política. Gracias a ideas como esa
Están vivos
se convierte en ciencia ficción de la buena, esa que nos habla de cosas
trascendentales mediante una excusa o argumento fantástico (aquí regado
también con grandes dosis de sarcasmo, mala leche y diversión).
Carpenter nos coloca las gafas de sol de Nada para que veamos una
película de ciencia ficción clásica, como las que ya no se hacen (ese
blanco y negro ocasional es una prueba de ello), con invasiones
extraterrestres, repugnantes aliens, antihéroes destinados a salvar al
mundo y mucha crítica social. La película tiene el espíritu de la mejor
serie B y desprende el gusto de la
sci-fi bien entendida, de hecho,
Están vivos fue posiblemente la última gran película de ciencia ficción de los 80.

La
película guarda grandes momentos, pero ninguno como la brutal e
interminable pelea entre Roddy Piper y Keith David, una de las mejores
de la historia. Según Carpenter la razones para crear la secuencia
fueron según sus palabras
"Dos
cosas. En primer lugar, que nunca había visto una pelea en una película
durar tanto tiempo y pensé que sería genial. Y Roddy Piper viene del
mundo del wrestling y quien mejor para saber sobre peleas. Así que, el
gran problema con la pelea fue la cantidad de tiempo que nos llevó
ensayarla. Ellos necesitaron un mes y medio y eran tan buenos que
estaban golpeándose el uno al otro haciendo contacto."
La película fue un discreto éxito comercial, sus reducidos 4 millones de presupuesto se convirtieron en 13.008.928
de dólares en la taquilla norteamericana.
Por otro lado, el film no supuso un éxito crítico en su momento, parece
como si todo el mundo estuviese tan ciego como la humanidad en la
propia película y no supieron apreciar la propuesta de Carpenter, pero
poco a poco el tiempo la va colocando en el lugar que merece, hoy día ya
es una película de culto, pero algún será considerada un clásico.
Curiosidades:
El único personaje de toda la película que tiene nombre y apellido es Holly Thompson, interpretada por Meg Foster.
La revista
Total Film colocó a
Están vivos en el puesto 29 de su lista de "The 34 greatest cult movies all time". Y la revista
Entertaiment Weekly la aupó al puesto 38 de su lista "The top 50 cult movies".
La frase (de la versión original)
"I have come here to chew bubble gum and kick ass, and I'm all out of bubble gum"
fue improvisada por Roddy Pipper. El actor tomó la frase de una lista
de ideas que él había creado para sus entrevistas como luchador de
wrestling.
Durante la película nunca es mencionado el nombre del personaje
interpretado por Roddy Piper, en los créditos finales indica que el
personaje se llama Nada. El protagonista del relato de Ray Nelson se
llama George Nada.
John Carpenter fue el autor del guión aunque aparece acreditado como Frank Armitage, personaje de
El horror de Dunwich de H. P. Lovecraft.
Roddy Piper estaba casado durante el rodaje de la película y se negó
a quitarse su anillo de bodas. El anillo es visible en varias escenas.
Los comunicadores que usan los guardas son los medidores PKE de la película
Los cazafantasmas (1984).
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